Recuerdo que cuando vine a vivir a EE UU y fui a la Universidad técnica o College tuve alteraciones en mi intestino que nunca había padecido, el simple hecho de ser extranjera, hispana, la de mas edad y médico me pusieron en un reto fuerte de querer demostrar mis aptitudes ante una sociedad muy demandante y distinta a la mía. En cuanto terminé la escuela se acabaron mis molestias.
Algunas veces decimos “pensaste con las tripas” o “sientes mariposas en el estómago cuando estas nervioso”. Se sabe que hay una asociación entre la depresión o la ansiedad con el intestino irritable Síndrome de Intestino Irritable SII.
La función principal del intestino es controlar la digestión, absorción y eliminación de nutrientes.
El intestino irritable es uno de los trastornos funcionales del intestino delgado y una de las causas principales de ausencia laboral en EE UU. El 30 al 40 % de la población tiene problemas gastrointestinales de tipo funcional como el llamado intestino irritable. Quizá hayas oído otros nombres para designarlo como colitis nerviosa, colon irritable, colon espástico, entre otros.
Algunos factores de riesgo para adquirir SII son ser mujer mayor de 40 anos, historia familiar de padecerlo e historia de mal manejo del estrés o trastornos emocionales, alergias alimentarias, entre otros.
Se piensa que los que padecen SII pueden tener un intestino más sensible; que su cerebro puede percibir contracciones; que el sistema inmunitario puede responder de manera distinta al estrés y la infección; que el neurotransmisor serotonina puede actuar en los nervios del tracto digestivo. (WebMD). La diarrea o estreñimiento, los retortijones pueden ser muy molestos.
Los estudios recientes muestran una gran relación entre el intestino, que tiene un gran capa de neuronas y el cerebro que recibe sus señales. Así es como los medicamentos prescritos como antidepresivos y calmantes controlan el intestino irritable porque actúan en esas células nerviosas del intestino. También las intervenciones de psicoterapia de comportamiento ayudan a la comunicación de ambos “cerebros.” (John Hopkins).
El tratamiento no estaría completo sino se sugiere una dieta, uso de probióticos, ejercicio, manejo del estrés con técnicas de relajamiento como meditar y /o contemplar Naturaleza y ejercicios como el Yoga o Pilates que complementen los de resistencia cardiovascular y fuerza.